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Innovación MYSPHERA

La pandemia pone de relieve la necesidad de un envejecimiento activo y saludable.
A pesar de que las cifras oficiales es posible que no sean al 100% precisas, los números siguen siendo estremecedores: actualmente la pandemia de COVID-19 en España ha dejado 10.765 ancianos fallecidos en residencias y, al menos, todavía hay 19.714 personas mayores infectadas dentro de estos centros. Estadísticas que van más allá de nuestro país, dejando datos similares a nivel global.

Desde que el virus SARS-CoV-2 se extendiera por todo el mundo, las cifras de afectados y fallecidos crecen, teniendo como principales afectadas personas de la tercera edad. Y es que se trata de un grupo de población con una salud deteriorada en cierta medida y que, además, sufre de otras patologías que agravan la infección como pueden ser cardiopatías, enfermedades respiratorias o afecciones inmunodepresoras.

Muchos de esos afectados hasta la fecha eran cuidados y atendidas en residencias o centros de la tercera edad donde el virus se ha extendido sin piedad. Según las cifras de la Organización Mundial de la Salud, más de la mitad de las 110.000 muertes registradas en Europa a causa del COVID-19 se han dado en personas que vivían en residencias gerontológicas y otros centros similares.

Sin duda, unos datos que deben hacer reflexionar a la sociedad sobre la necesidad de modificar el actual modelo de cuidado de nuestros mayores. El debate se ha abierto ya a nivel nacional, con declaraciones del Ministro de Sanidad español Salvador Illa, quien ha asegurado en rueda de prensa que tras la pandemia se obtendrán diversas lecciones, entre ellas la revisión del modelo de residencias de ancianos. En el ámbito europeo, el director para Europa de la OMS, Hans Kluge, también ha resaltado esta necesidad de revisión y cambio.

¿La pandemia provocará un cambio en el modelo del cuidado de las personas mayores?

España ha sido un país donde tradicionalmente el cuidado de las personas mayores se ha realizado dentro del seno de la familia. No obstante, esta tendencia ha ido virando a lo largo de los años con otras opciones más extendidas como el cuidado a domicilio por parte de profesionales o la utilización de residencias para la tercera edad.

Según datos del Informe de Envejecimiento en Red de marzo de 2019, en España hay 4,2 plazas de residencia por cada 100 personas mayores; en total, 366.633 plazas (2017). A pesar de que se no se tiene una certeza exacta del nivel de ocupación, puede situarse entre el 75-80%, utilizando datos de población que vive en alojamientos colectivos/residencias (Censo de población, 2011), y de la base de residencias.

Un modelo de cuidado que hasta la fecha funcionaba, aunque en cierta medida no se le había prestado la suficiente atención por parte de los diferentes organismos públicos. Una situación de desatención que se ha puesto de relieve con la pandemia como por ejemplo con la falta de información, de instrucción del personal, de presupuesto y ayudas, de material sanitario y de protección para los profesionales que trabajan en ellas.

Todavía no se conocen las cifras exactas y hasta que no se estabilice la situación a medio plazo no será posible saber la verdadera magnitud del problema. No obstante, tanto los datos ya comunicados como los que se intuyen, las imágenes y los testimonios de familiares que no han podido despedirse de sus seres queridos ponen de relieve la necesidad de debatir en torno al actual modelo del cuidado de las personas mayores.

Si bien es cierto que deben seguir existiendo centros donde personas de la tercera edad puedan estar perfectamente atendidas, es necesario poner en marcha proyectos y ayudas para dotar de medios a las residencias y su personal. Además de ser vital que personas que todavía puedan valerse de sí mismas puedan continuar viviendo en su hogar con la atención y supervisión de familiares, disfrutando así de un envejecimiento activo.

La evolución hacia el envejecimiento activo: LOCS

La crisis del COVID-19 ha puesto en relieve dos situaciones que afectan al modelo asistencial de las personas mayores:
➜ Por un lado, la falta de recursos con los que cuentan las residencias. Una desatención que, a pesar de no ser nueva, sí que ha resultado devastadora en la coyuntura actual. Entre los factores que más han afectado a las residencias destaca a falta de personal, carencia de medios, falta de preparación y protocolos ante enfermedades infecciosas, etc.
➜ Por otro lado, las carencias que sufren las personas mayores que se encuentran aisladas en sus domicilios sin contacto con sus seres queridos. Confinados, la mayoría de ellos desconocen las nuevas tecnologías y necesitan ese contacto con sus familiares para hacerles saber que se encuentran bien. Una sensación de soledad que se suma a la de incertidumbre de sus familiares por no saber en todo momento como se encuentran.

Dos coyunturas en las que el proyecto LOCS de MYSPHERA puede ser fundamental. La solución, que busca fomentar el envejecimiento activo, está basada en tres objetivos:
• Crear entornos seguros que faciliten la vida independiente en su hogar de personas mayores que viven solas, el mayor tiempo posible.
• Reducir los niveles de inquietud e incertidumbre de los familiares sobre el estado de sus mayores en cada momento.
• Proporcionar información fiable y precisa a sus cuidadores para actuar proactivamente frente a posibles riesgos.

La digitalización de la sociedad y la tecnología IoT ha permitido la creación de este sistema, bajo el proyecto europeo ACTIVAGE, cuya finalidad es conseguir un envejecimiento más activo y saludable de la población a través de tecnología. El proyecto cuenta ya con 12 pilotos repartidos a lo largo de 9 países europeos.

El sistema LOCS se implanta en los domicilios de los usuarios de forma sencilla y sin necesidad de instalación cableada, se instalan sensores de movimiento en habitaciones y puertas con una tablet o smartphone como dispositivo central que recoge toda la información.

De este modo la solución registra:
• Ausencia de actividad
• Ausencia prolongada de casa
• Problemas de sueño
• Ausencia en horas no habituales
• Rutinas diarias (descanso, alimentación, aseo…)
• Salida de zonas seguras
• Visita a puntos de interés

Toda esa información es enviada desde la tablet o el smartphone del usuario de forma automática tanto a los familiares, que disponen de una app donde consultar toda esta información, como a un gestor de atención de todos los usuarios donde, además de estos datos, también se tiene conocimiento de alertas, operatividad y carga de los dispositivos, temperaturas del hogar, rutinas, etc.

Un sistema que además es extensible al exterior a través del smartphone del usuario que, si se encuentra conectado con LOCS, también permite conocer la ubicación a través de GPS e incluso señalar ciertos zonas o áreas de alerta a los familiares.

Respecto a su posible implantación en las residencias, mediante LOCS es posible llevar la atención de los residentes un paso más allá. Siendo posible el control dentro de las propias habitaciones de la residencia, de modo, que en todo momento el personal puede en las estancias en las que se encuentran, los movimientos que realizan y si tienen alguna urgencia dentro de su propia estancia.

Una herramienta que ha resultado útil a muchos usuarios piloto, pero que sin duda se ha vuelto fundamental en estos momentos de cuarentena tal y como recogen algunos medios de comunicación.

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